Bajaba de las nubes desprendida
una gota a la mar. Estremecida,
¡cuánta agua! —exclama—. ¡Qué extensión! Soy nada
con esta enorme masa comparada.
En tanto que ella con rubor se encoge
una concha en su seno la recoge,
la abriga, la alimenta de tal suerte
que en una hermosa perla se convierte,
y ora brilla en la frente de un rey puesta.
¡Tal premio consiguió por ser modesta!
Gaspar María de la Nava Álvarez, Conde de Noroña
(1833 Poesías Persas)
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